No sé cómo insertar esto…lo mejor será tipificado como un paréntesis (lo es) que pretende hablar conmigo misma fuera de un formato establecido. Sencillamente, porque sí. Porque hace falta.
Hasta ayer había pensado que escribiría acerca de las razones que me llevan a dar forma a este espacio privado, secreto, sólo para mí. Pero después del apagón de anoche también se apagaron muchas cosas, entre ellas, las esperanzas porque sobreviviera Daniel Zamudio, el joven homosexual, golpeado y torturado por unas bestias disfrazadas de seres humanos aquí, en Santiago de Chile, hasta, finalmente, sobrevino el desenlace temido por todos. Ello extendió el apagón hasta mi cerebro y las ganas de seguir haciendo cosas se me vinieron al suelo. Luego, recapacité y pensé «no facebook» por hoy. Sólo cosas que tengan más conexión con lo verdadero. Estaba en esas cavilaciones cuando me llamó N-M, una amiga, muy querida, para contarme algunas cosillas. Nada. Lo de «amiga querida» deberé revisarlo uno de estos días, ya que es segunda vez que me llama para que la escuche y no admite le diga nada. El tono de su voz se afila y me parece que si el teléfono tuviera visor, lo que vería al otro lado de la pantalla sería una mezcla mitad mujer, mitad reptil. Ya sé que todos y todas lo somos en cierto modo; lo que me asombra es no saber qué le está pasando conmigo.
Es en casos como este que me acuerdo y concuerdo plenamente con un pensamiento expresado por R-A, otra amiga, quien cometaba que, una vez presentado su lbro en todos los lugares que se ha propuesto, se «meterá en su conchita de nuevo» y se apartará de este veleidoso mundo. ¡Y vaya que tiene razón!
Como no se quita lo porfiada, abrí este lugar para poner otro artículo del «pasado», de los que estoy rescatando, y aproveché a abrir el primer paréntesis, y…saben?………………………………….ME SIENTO MEJOR.
Amanda / 28 -Marzo – 2012